27 noviembre 2008

Legitimación del Tiempo en el románico.

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El hombre medieval tiene asumido un profundo sentimiento de dependencia respecto a la naturaleza y de predestinación a la maldición bíblica, el realismo de las imágenes del románico, permite vislumbrar los miedos que las personas de aquella época sufrían a la vista de los castigos que, según su fe cristiana, les esperaban por haber llevado una vida pecaminosa en la Tierra.

Tal sentimiento, haría que el hombre medieval viviera el tiempo cotidiano sin preocupaciones por la precisión y sin demasiadas inquietudes por su rendimiento. Para él, el único referente del Tiempo era de carácter físico: el sol. Y pocos avances se habían efectuado en el cómputo del tiempo desde que los Caldeos tuvieran la inquietud de dividir el camino del Sol en doce porciones iguales (1)
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Las unidades de tiempo más frecuentes (estaciones, día y noche) contribuyeron a introducir en la cultura medieval la mentalidad cíclica asociada a tales fenómenos. Para esta mentalidad cíclica, repetitiva, sin ilusión ni creatividad, el tiempo humano carece de opción a variaciones deliberadas y está condicionado por el destino. Por eso, quien dominara e impusiera un control en la distribución del tiempo cotidiano, podría legitimar un adecuado uso a intereses previos.
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Y va a ser la Iglesia quien se convierta en la gran dominadora del tiempo de la sociedad medieval europea. Para ello, se recurre a diferentes formas de “lenguaje”. Aunque el rito semanal estaba ya en la tradición caldea, será el relato bíblico de la Creación la que consagre seis días de trabajo y uno de descanso con obligación de oír misa y evitar obras serviles (3). Cada día será dividido en períodos distribuidos por igual entre el día y la noche. Son las horas canónicas (maitines-medianoche-, laudes, prima, tercia, sexta –mediodía-, nona, vísperas y completas).
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Se institucionaliza un nuevo referente temporal diverso al de carácter físico existente, el sol, y aparece un segundo, de carácter espiritual, la campana del templo.

El Tiempo físico, las Estaciones, va a resultar acomodado, por medio de la liturgia, al Tiempo divino. Así, al inicio del invierno, el Adviento anunciará el Nacimiento de Cristo y tras terminar el año, se inicia un tiempo de purificación (de animales: San Antón, 17 de enero; de personas: la Candelaria, 2 de Febrero; de conciencias: Cuaresma). Con la Primavera, llegaba la Pascua, la Ascensión y el Pentecostés, y con el Verano, la fiesta de la renovación con agua y fuego, San Juan y la de la fertilidad de las cosechas, la Asunción. El Otoño sería época de rendición de cuentas y rentas, bajo protección de San Mateo (recaudador) y San Miguel ( pesador-tasador). El tiempo cíclico, puede convertirse en sacro en su función litúrgica. (4)
En este complejo entramado código de medición y control del tiempo, donde el ritmo de la vida cotidiana deja de ser elástico y gratuito para convertirse en un factor mensurable y apreciable, hacen su aparición bajo los diferentes medios de expresión de la época, los menologios.
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Menologio ( del griego menologion, mens- mes, logiom- cuadro o enumeración)
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Mediante la cuidada construcción de dicho relato iconográfico y su transmisión simbólica, el hombre medieval deja de ser prisionero de los ciclos y de la fatalidad para pasar a encontrarse en peregrinación hacia un futuro mejor. El mundo está inacabado y él puede y debe perfeccionarlo.
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Frente al Tiempo físico cotidiano y cíclico, se contrapone el Tiempo divino, lineal, esperanzador y hasta subversivo. Sin embargo, ambos tiempos tienen un denominador común: que fluyen en una misma dirección, a saber, pretenden dar testimonio y consagrar la idea de una sociedad jerarquizada que asegure el orden vigente y sirva de salvaguarda a los intereses de las clases privilegiadas, poniéndolas a salvo de eventuales revueltas y reivindicaciones.
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Así, en San Isidoro de León, el tiempo es sacralizado y vivido al compás de la naturaleza, junto al Pantocrátor y Cosmocrátor, aparecerá la presencia del calendario agrícola mostrando, mes a mes, las faenas campesinas y hasta pastoriles de la montaña y llano leonés colocado bajo la diestra protectora del Cristo Cronocrátor, señor del Tiempo cósmico, inicial y primigenio con su eterno retorno, y del Tiempo presente, fugaz e irreversible que tanto valoraba, sacralizaba y hasta celebraba el hombre medieval (7)
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En el menologio pictórico de la cripta septentrional de Roda d'Isábena, el mensaje se hace omnicomprensivo, escatológico y atormentador.
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La asociación mensario y zodíaco parece querer comprender tanto el tiempo agrícola, terrestre y campesino como el astral, celeste e ilustrado que, al relacionarlo con la temática bautismal y la psicostásica, conforma un programa escatológico y aterrador de profunda advertencia a las diversas capas sociales o estamentos a los que, la sola aceptación de su papel en la "legitima" estructura piramidal, podrá redimirlos de su vida pecadorade igual forma que el agua bautismal hizo con la falta originaria, dotando al trabajo agrícola de una carga y un valor penitencial y hasta salvífica, similar al propio sacramento; porque los ciclos naturales marcados or las constelaciones, ya no regulan la vida del hombre medieval, sino que el propio Dios controla y somete el ritmo cíclico, el Tiempo, y tan sólo de Él depende la sucesión climática que puede traer el hambre e incluso, la muerte.
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En el de Perazancas, se utiliza la teofanía simbólica cainita para resaltar la diferencia de planos temporales. Caín, padre de la civilización, es la ciudad y tiempo de los hombres, imagen de los trabajos y de la agricultura malditos por la Antigua Ley (8); Abel, pastor nómada, imagen de la ciudad y tiempo divino, de Cristo, la Ley Nueva (9).
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En la representación esculpida de San Nicolás del Frago, asistimos al menologio rodeando un hito crucial: la Epifanía; Dios se ha encarnado para redimir a los seres humanos.
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El entero trayecto del Enviado, exhibe el amor paternal de Dios a los hombres. El creyente cae en la cuenta de que no está sólo frente al mal y sus poderes; de que el mundo no lo engulle, sino que el Padre lo asegura y vivifica con su amor. Allí está la médula de la fe. Frente a una sociedad tan piramidal, religiosa y políticamente, como autosatisfecha, la historia del Enviado siembra la opción del amor, de la vida abundante, es decir, el modelo social que el campesinado creyente ha de cultivar para gozar de la ventaja de tener un Intercesor providente. La teofanía, pues, preside los trabajos de los meses.
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Idéntica significación legitimadora entendemos ha de serle atribuida a los menologios de Campisábalos y de Hormaza. Delimitados en sus extremos por una montería y una lucha ecuestre, no puede desconocerse su fuerte carga simbólica, pues si el tiempo humano, cotidiano y cíclico está representado por la lucha contra las fuerzas oscuras del inconsciente, del vicio, del jabalí, la contraposición del triunfo de la Iglesia frente a la herejía, del caballero del escudo almendrado frente al que embraza rodela musulmana (10), es un recurso soberbio para reforzar el mensaje de adoctrinamiento salvífico tendente a predisponer al pueblo para el servicio de Dios.

En Beleña de Sorbe, el calendario aparece enmarcado y sustentado, de izquierda a derecha, por capiteles bíblicos que lo hacen trascender a la mera consideración de un relato teológico sobre el trabajo campesino de valor puramente penitencial.
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El relato se inicia con la maldición veterotestamentaria del trabajo y expulsión del Paraíso, pero termina con la Resurrección de Cristo. Ley Antigua versus Nueva Ley. Y comprimidos los meses por dos arquivoltas alusivas al Mal, el negroide, la ciudad de los hombres y el Tiempo humano, y al Bien, la Iglesia, la Ciudad de los seres angelicales y el Tiempo divino, contrapuestos para reforzar el mensaje de que la única salvación posible, pasa por aceptar la jerarquía social basada en el trabajo y protegida por la nobleza que, ineludiblemente, están supeditadas al estamento religioso como catalizador y único y exclusivo proveyente de los medios imprescindibles para lograr el fin supremo; esto es, la Redención de sus faltas y la Salvación eterna.
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NOTAS :

(1) Para ver la bellísima exposición de la manera en que los Caldeos se valieron para medir el tiempo por medio de agua haciéndola pasar a través de vasos de cobre, consultar la obra del Abad M. PLUCHE:“El Espectáculo de la Naturaleza”, 1786, Vol. VIII, pág. 16.
(2) GONZALEZ CUESTA, Belén: “ Análisis de la obra audiovisual”, Segovia 2006, pp. 44-48
(3) Está prescrito descansar, porque el día séptimo Dios reposó de los trabajos de la Creación (Génesis,2,2-3); quien lo viole se hace reo de muerte (Éxodo, 31,12-17).
(4) La vida cotidiana en la Edad Media.
(5) En esta clasificación ubicativa, seguimos el esquema establecido por I.G. BANGO TORVISO.
(6) Le GOFF, J:” La civilización del Occidente medieval”. Barcelona, 1969, pp. 24-25.
(7) Viñayo González, A.: “Pintura románica de San Isidoro de León”
(8) “Maldito serás de la tierra, que abrió su boca para recibir de mano tuya la sangre de tu hermano. Cuando la labres, te negará sus frutos” ( Génesis, 4, 11-13).
(9) En la Biblia, la imagen pastoril es muy amplia (Sal 49,15; Jer. 22,22; Miq 5,2-6) y el pueblo indefenso es descrito como “rebaño” sin pastor ( Is. 53,6;13,14). Por antonomasia, Dios es pastor de su pueblo (Gen. 49,24: Sal 23; Sir 18,13-14) y por extensión, sus representantes políticos y religiosos.
(10)FRONTON SIMÓN, I: “Imágenes de una sociedad de frontera en torno al 1.200. Campesinos y caballeros en la capilla de San Galindo”. Cuadernos de Arte e Iconografía, Vol. VI,-11.1993. Artículo electrónico. CAC


Publicado por Syr.

14 comentarios:

Alkaest dijo...

"Tenere non potes, potes non perdere diem".

Cuando la humanidad medieval "nos habla", sobre como sus gentes consideran, aceptan y viven el paso del tiempo, es muy curioso que lo haga mediante "los trabajos y los meses". Trabajos que marchan, acompasados, al ritmo de las estaciones, de la Naturaleza.
La humanidad se adapta, a la realidad que marca la Madre Tierra, sin forzarla más allá de ciertos límites: los trabajos se acomodan al devenir de los días.
El Dios de los Cielos, está ahí, presente pero lejano, hay que tenerlo contento "por el si acaso" de la Eternidad en el Más Allá.
Pero la Madre Tierra, es el acontecer cotidiano, es quien proporciona las cosechas, los pastos, la leña, el agua. De ahí que en el medievo, el concepto de Madre Naturaleza, divinizado por la Religión Antigua, esté muy presente. Tanto que se la respeta y se continúan practicando muchos de sus ritos ancestrales, unas veces sincretizados, otras descaradamente puros.
Hoy día, los "predicadores de la muerte lenta", nos han llevado al engaño universal, tergiversando los conceptos. Lo importante es el Dios lejano, porque la Madre Naturaleza es tan sólo "un parque temático" para ecologistas y neo-hippys.
Pero esa despreciada Naturaleza acabará por llamarnos al orden, a los engañadores y a los engañados. Y nos enseñará su lección, del modo más estricto, aunque acaben pagando justo por pecadores...

Salud y fraternidad.

Unknown dijo...

Tocas hueso, amigo, pues ese es el mensaje del trabajo.
Tenían un calendario anterior basado en la Naturaleza, el céltico, donde los nombres de los meses y su posición, los vincula con la Tierra y las Estaciones: Smonios ( caida de las semillas), Dumannios (oscuridad de noviembre/dieciembre por días cortos; Riuros ( fío); Anagantios ( tiempo de estar en casa, enero/febrero); Ogronios (Hielo, de febrero/marzo); Cutios (viento marzo/abril); Glamonios (salida de brotes en abril/may); Simivisios (Claridad de mayo/junio)...

Pero el Arte románico es la expresión que legitima un status quo. Y su mensaje, no perdonará ni al Tiempo.

Salud y románico

Anónimo dijo...

Qué preciosidad de ilustraciones. Es un valiosísimo regalo el que las compartáis así. Gracias.

Anónimo dijo...

son una maravilla las fotografías,
y sobre todo la valiosisima informacion que nos das a los que somos legos en la materia.
ojala hubieran profundizado un poco más,cuando estudiaba.un beso carmina

Anónimo dijo...

El tiempo románico es reflejo del orden del universo. La vida del cristiano en la tierra realmente es intemporal, sin gran valor en sí misma, sólo es la estación de tren donde se compra el billete para el paraiso (o el infierno). El verdadero viaje empezaría después de la muerte (es una idea que viene de lejos, desde los egipcios al menos). El tiempo interesante es el de los cielos y todo hace referencia a él y a sus ocupantes; los santos, los mártires, los ángeles y toda la corte celestial. El ciclo de la vida en la tierra es indiferente para los pobres y tiene otro valor para los ricos y poderosos (esos sí tienen algo que perder además de la vida). La campana es la voz de Dios que recuerda lo que toca a cada momento, el toque de corneta del cuartel, para no perder la disciplina. Tempus fugit y por mucho tiempo.

Anónimo dijo...

Es toda una experiencia acudir a este espacio para aprender, conocer y disfrtar tanto con los textos como con las magníficas ilustraciones. Para los poco versados, aunque amantes del arte y de la historia, es enormemente valioso la visita.

Gracias.

Anónimo dijo...

Gracias a tí, amigo, porque tu visita no es comparable a la que nos brindaste. Me fumé tu tabaco, me bebí tu wisky y lo pagaron otros. ¡ Eso si que es una visita¡

¡ Ah, por cierto, recuérdame que en la próxima - porque la habrá-, te hable de usted. Por aquello de edad.

Anónimo dijo...

Con vuestro permiso ¿y que es el tiempo?para algunos una medida,para otros estas o no estas simple materia.Por dividirlo de alguna manera.ciclos para el conjunto de una sociedad,repetible mil y mil veces y un supiro para los mortales,el ultimo tal vez.el mas largo de su vida, saludos Esca

Pilara dijo...

El tiempo románico lo compartimentaba la Iglesia que se alzaba en dueña y señora para indicar las labores y valorar su justo cumplimiento garantizando de este modo la consecución de vidas mejores después de haber sufrido convenientemente en ésta que, al parecer, ni siquiera te pertenecía.

En la actualidad, el ideal de consumismo liderado por los centros comerciales y las grandes superficies imponen con su publicidad el paso de las distintas estaciones, creándonos necesidades (otras) para conseguir otros paraisos , éstos más terrenales.

Siempre habrá alguien dispuesto a organizarte la vida a cambio de un futurible más halagüeño.

Salud y románico.

Unknown dijo...

Nihil novum sub sole.

Efectivament Pilara, esa , creo, que es la esencia. Lo importante es empezar a comprender y admirar el Arte Románico, no sólo como Arte - que lo es-, sino trascender a su papel de transmisor y "comunicador" de un concreto mensaje ( legitimador)y ponerlo en ralación con la actual sociedad dominada y hasta uniformada por los medios audiovisuales para establecer la ponderada correspondencia.

¡ Se nota que has estado de compras navideñas en el Merca¡

El Hortulano dijo...

Quien pueda hoy en día seguir manteniendo el lazo indisoluble con la Naturaleza será un afortunado. Se tiende, en aras de una especie de etnocentrismo temporal, a despreciar el pasado tachándolo de inculto, pero me pregunto quién es el inculto, el que destruye la naturaleza, ignorando su sritmos y tiempos, o quien agradable y plácidamente intenta acomodarse a ella en todas sus operaciones. Que yo sepa, la naturaleza obra milagros a diario mucho mayores que cualquier tecnología moderna, por muy puntera que sea.

Un saludo cordial y felicidades por tu blog.

Baruk dijo...

Hola jardinero celeste!!

Comparto tu opinión de la que soy acérrima defensora, comprender la suma importancia en mantener una completa unión con la Naturaleza (Náturaleza en mayúsculas, por descontado)

Y como labrador que eres, caso deberemos de tus consejos.

Un abrazo

Salud y románico

ArtuROM dijo...

Enhorabuena por el artículo. He de decir que todo lo que se me iba ocurriendo, rápidamente quedaba resuelto en el párrafo siguiente. ¡Breve, pero muy completo!

Se me ocurre, por pasar al otro lado de los Pirineos, que no debéis dejar de echar un vistazo a la portada principal de la catedral de S. Lázaro, en Autun. En sus arquivoltas hay unos magníficos tondos esculpidos con las labores correspondientes a cada mes, acompañadas por los signos del zodiaco (¡qué mono es mi cangrejillo!). Luego, en el tímpano, el gran Pantocrátor sobre los redimidos, muy píos ellos, y los condenados, muy atormentados. ¡La típica historia!

Seguro que hay otros tantos a lo largo y ancho del románico mundo, pero este caso me llamó poderosamente la atención.

¡Un abrazo!

Pilar Moreno Wallace dijo...

Muy buena información y magnificas ilustraciones. ¡Cuánto me falta aún por conocer!

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