Cuando ya
en Castilla, el románico empezaba a pasar de moda y el gótico, saliendo de sus balbuceos,
comenzaba a mostrarse espléndido, en tierras jiennenses, recién incorporadas al
cristianismo, comienza a construirse según cánones rebasados, por el nuevo
estilo, hacía más de cien años.
Se trata de
un románico superviviente, mantenido por maestros que, desplazados por una
nueva estética, se habían unido a las tropas y pobladores de zonas donde su
arte, ya anacrónico, podía seguir constituyendo una novedad.
Así nace, dentro del recinto amurallado de Baeza, el templo de la Santa Cruz. (Jaén)
En su
estado actual, tras la restauración que la rescató de su ruina, es un templo
románico correspondiente a la época de la reconquista por Fernando III el Santo
en 1227, cuando puebla a Baeza de infanzones castellanos y leoneses bajo el
caudillaje de D. López Díaz de Haro, señor de Vizcaya.
No existe
fuente documental sobre este templo, pero la existencia en el muro sur del
edificio y lateral del ábside, de un arco de herradura formado por dovelas
lisas con rebaje lineal en las juntas y una arquivolta lisa con impostilla bajo
salmeres, permite aventurar la hipótesis de que el actual templo románico no
fuese sino ampliación de un primitivo templo visigodo.
El espíritu del bosque, signo de las creencias ancestrales del norte surgiendo en la soberana tierra del olivar: Jaén. Pero, los bosques que lo arropan, no son precisamente como los del norte, así que éste puede ser el único con pleno derecho de llevar un título alternativo: el del "hombre-olivo", espíritu románico del olivar.
Su orientación es ortodoxa, con la cabecera de una sola nave de medio cañón cerrada por ábside semicircular y el cuerpo del templo dividido en tres naves por sendos pares de columnas. La unión de ambas partes del templo, se hace a través de un gran hueco a todo lo ancho de la nave central, con arco de medio punto recortado en el muro, sin que existieran pilares o columnas que lo flanquearan.
Sus
columnas son lisos tambores de arenisca local sostenidas por basas de doble
plinto superpuesto de mayor dimensión el inferior, un toro grueso con filete
que soportan capiteles con collarino donde se esculpen hojas de acanto,
palmetas y motivos vegetales, desprovistos de simbología historiada y
cristológica.
El
artesonado primitivo fue sustituido en 1575 por uno de tirantes dobles y pares
acodados.
Posee un ábside semicircular que por todo su contorno exterior está provisto de alero con modillones de tipo zamorano salmantino, rasgado en el centro por pequeño intradós de medio punto abocinado y flanqueado por dos columnillas remetidas en las jambas. El ensamblaje de la bóveda se hace por anillos circulares.
Posee un ábside semicircular que por todo su contorno exterior está provisto de alero con modillones de tipo zamorano salmantino, rasgado en el centro por pequeño intradós de medio punto abocinado y flanqueado por dos columnillas remetidas en las jambas. El ensamblaje de la bóveda se hace por anillos circulares.
Tenía dos puertas, una en el muro sur y otra en el opuesto, ambas carentes de tímpano. La primera se conserva íntegra, con cuerpo saliente y coronada por tejaroz con alero de modillones. Sus jambas alojan tres columnas con capiteles labrados con hojas de acanto, sirviendo de soporte a tres arquivoltas baquetonadas con línea exterior de puntas de clavo. La del lado norte, es del mismo tipo que la anterior y sus capiteles se adornan con ramajes y frutas. En 1930 se abrió el muro oeste una tercera puerta acoplándose a la misma una portada románica de las mismas características que la del lado sur, procedente del templo románico de San Juan, hoy arruinado.
Durante el siglo XV se decoró el interior con pinturas al fresco en casi todos sus paramentos. Hoy podemos apreciar restos de las mismas en el cascarón del ábside y divididas en tres paramentos verticales, cuya parte central está ocupada por una crucifixión y la izquierda por la Santa Cena, según atestiguan leyendas, de caracteres góticos.
En el
intradós del arco de la capilla del lado del evangelio, aparece a la izquierda
un San Sebastián magnífico con coronación de concha, y a la derecha, a la
Virgen sedente amamantando al Niño. También en el interior de esta capilla
lateral, se conservan restos de la pintura de Santa Catalina en la rueda del
tormento, dos sayones o verdugos y personas asomadas de los edificios y
angelillos en el cielo.
Es románico superviviente y casi único en la tierra que lo vio nacer.
Salud y románico
4 comentarios:
Interesantísimo. Nunca pude imaginar un románico tan septentrional. El "hombre-olivo" es una pasada; el documento que te adjunto en el siguiente enlace apoya al sentido común de que no siempre Andalucía estuvo tan desforestada, y también el comentario que hacéis sobre "las creencias ancestrales del norte": .
Gracias de corazón por estos "bocados" que tanto alimentan a los que andamos hambrientos y nostálgicos de románico.
Un abrazo.
El documento: http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-416.htm
Que alegria saber de ti Ray, nos alegra mucho tu presencia en este espacio. Gracias por tu enlace de los bosques, saber lo que hubo y lo que hay impresiona, siempre hay cosas que no dejan de sorprenderte, verdad?
Besines mil
Es cierto. Ha sido una gran sorpresa y una alegría inigualable volver a tener noticia tuyas, querido Ray. Te echamos de menos. Y si alguna vez te "aprieta" el mono Románico, estaríamos orgullosos de tu participación en este espacio dinámico: https://www.facebook.com/groups/romanicosenmovimiento/?fref=ts.
Un fuerte abrazo, Ray.
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