Cibeles en Frumentum
Conocemos por Dionisio de Halicarnaso, el origen frigio de Kybele, diosa de la fertilidad y de la vida salvaje, cuyo culto se expandió por el Peloponeso cuando Frigia es conquistada.
A menudo se la llamó "La Madre de los Dioses" o "La Gran Madre" siguiendo la tradición de su antecesora la diosa Kubada de Asia Menor, diva de grandes pechos, gestante y sedente junto a dos felinos. (1)
Según Tito
Livio (Períocas ab urbe condita) su culto se introduce en Roma con la
construcción de un templo dedicado a ella en el monte Palatino en el año 204
a.C., personificada como diosa de la Naturaleza, la Fertilidad de la tierra,
las plantas y los animales salvajes.
Latinizado el nombre como Cibeles, se representa normalmente con una corona
en forma de muralla, símbolo de la protección que prestaba a las ciudades que la adoran, con un cetro, signo de poder sobre la tierra que fertiliza y en un trono flanqueado por dos leones o tirado
por ellos como símbolo de superioridad sobre todos los seres vivos.
Sin duda esa es la representación de una Diosa Madre, imagen pagana que podría pasar a formar parte de las muchas indefinidas que el románico ha estandarizado, a no ser por los detalles humanos que acompañan a sus leones, los rostros de un hombre y una mujer que forman parte de las bestias.
A pesar de otras tradiciones diferentes del mito de Cibeles (Apodoloro, Pausanias, Calímaco, etc.), Ovidio fue responsable de la difusión más popular sobre sus dos leones al escribir las Metamorfosis, en concreto, el episodio de Atalanta e Hipómenes que aquí resumimos muy brevemente:
A pesar de otras tradiciones diferentes del mito de Cibeles (Apodoloro, Pausanias, Calímaco, etc.), Ovidio fue responsable de la difusión más popular sobre sus dos leones al escribir las Metamorfosis, en concreto, el episodio de Atalanta e Hipómenes que aquí resumimos muy brevemente:
Atalanta, a la que el oráculo de los dioses había profetizado que se convertiría en animal si perdía la virginidad, optó por retar a sus pretendientes en una carrera. Si resultaban vencedores se casaría con ellos pero si era al revés, morirían. Nadie consiguió vencerla nunca puesto que era la más veloz y esquiva de las cazadoras, hasta que Hipómenes, con la ayuda de tres manzanas de oro que le proporcionó Venus y que iba arrojando para que Atalanta se detuviera a recogerlas, consiguió la ventaja necesaria para llegar primero a la meta. Enamorada Atalanta a la vez de Hipómenes, en un receso del camino donde se encontraba un antiguo recinto sagrado custodiado por el sacerdote de Cibeles, los dos amantes se unieron sexualmente profanando la voluntad divina, por lo que los castigó convirtiéndolos en leones al servicio de la diosa:
"Así pues, unas amarillas melenas cubren sus cuellos antes lampiños,
sus dedos se encorvan en forma de garras,
los hombros se convierten en patas delanteras,
todo su peso se desplaza hacia el pecho y
barren con sus colas la superficie de la arena;
su gesto expresa ira, en vez de palabras profieren gruñidos,
en vez del tálamo frecuentan bosques, son objeto de temor para otros,
estos leones aprietan el freno de Cibeles, con boca esclavizada"
(Metamorfosis, X, 697-704)
Escena del lateral izquierdo del capitel. En esta imagen aparece Atalanta en su transformación, en cumplimiento del oráculo profetizado por los dioses. La descripción de la mutación en las Metamorfosis de Ovidio parece ser fiel al capitel, incluso las garras representadas se asemejan a dedos humanos.
Junto a la transformación de Atalanta vemos al guardián del recinto, personaje que describe Ovidio en el mismo capítulo de dicha obra literaria y al que designa como su "sacerdote, de leño", nombre con el que se conocía al consorte de Cibeles, el dios Attis y posteriormente a los "gallis", sacerdotes eunucos de la diosa.
Junto a la transformación de Atalanta vemos al guardián del recinto, personaje que describe Ovidio en el mismo capítulo de dicha obra literaria y al que designa como su "sacerdote, de leño", nombre con el que se conocía al consorte de Cibeles, el dios Attis y posteriormente a los "gallis", sacerdotes eunucos de la diosa.
"De luz exigua había cerca un receso,
semejante a una caverna, de nativa pómez cubierto,
por una religión primitiva sagrado, adonde su sacerdote,
de leño, había llevado muchas representaciones de viejos dioses"
(Metamorfosis X , 690-694).
Escena del lateral derecho. En esta imagen, por voluntad de la diosa Cibeles, que aparece en segundo plano sujetando el báculo y con una mano sobre su abultado vientre, el joven Hipómenes se transforma en león.
"y coronada de torres la Madre, en la honda Estigia
a los pecadores duda en sumergir. Condena poca le pareció.
Así, unas amarillas melenas cubren sus cuellos antes lampiños,
sus dedos se encorvan en forma de garras..."
(Metamorfosis X, 695-697)
La imagen frontal del capitel con la diosa flanqueada por los leones, nos evoca a la conocida representación clásica y triunfal de Cibeles.
"y coronada de torres la Madre, en la honda Estigia
a los pecadores duda en sumergir. Condena poca le pareció.
Así, unas amarillas melenas cubren sus cuellos antes lampiños,
sus dedos se encorvan en forma de garras..."
(Metamorfosis X, 695-697)
La imagen frontal del capitel con la diosa flanqueada por los leones, nos evoca a la conocida representación clásica y triunfal de Cibeles.
Así pues, la fuerza fértil y vital de la Naturaleza ha sido entendida y representada desde tiempos inmemoriales como la gran Diosa Madre y, encontramos en este preciso lugar, Frumentum, cuyo nombre evoca la generosa fecundidad de la Madre Tierra, una representación de Cibeles, madre universal y madre de los dioses, figuración de la Naturaleza en su poder fecundo, vegetativo y de estado salvaje.
Sin duda esa es la representación de una Diosa Madre, imagen que como podría pasar a formar parte de las muchas estandarizadas a no ser porque ahora ya hemos descubierto su nombre: se trata de una primerísima CIBELES, junto a Atalanta e Hipómenes en el momento de su transformación a leones, según la narración de las Metamorfosis de Ovidio. Toda la talla del capitel coincide con el poema clásico.
Creemos que poder identificar a la diosa Cibeles en un capitel románico es una excepcionalidad que no debería ser ignorada.
“Que hayamos destrozado sus estatuas,
que las hayamos arrojado de sus templos,
no quiere decir que las diosas esten muertas”
Constantino Kavafis
Salud y Romanico
11 comentarios:
De pie, muda, como rindiendo tributo a los padres antiguos, a la memoria tallada en la piedra, de cuyas arenas desprendidas brotan los nuevos lodos del incierto futuro... gracias, una vez más. Abrazo extremo
Si Cibeles está en Frumentum, pocas 'coincidencias' tan correctas.
Hace ya un tiempo,en una visita guiada a la Iglesia,el guía nos fue comentando la representación de los capiteles y su interpretación menos este, pués según él,los entendidos no sabían darle un significado,gracias por el aporte,sois magníficos.
Muy interesante.
Una vez más disfrutamos mirando el románico con vuestros ojos.
Gracias
Estimados señores,
Gracias por su información y por su trabajo
La propuesta de identificación resulta sugerente. Si me lo permiten, les
animaría a considerar la fuente de inspiración iconográfica del capitel en
un sarcófago o una obra mueble romana, recurso empleado en otro extremo de
la iglesia como saben. Soy incapaz de calibrar si los escultores y el
promotor románicos comprendieron y recodificaron algo o todo de ese
significado poético, aunque las ideas de tentación y riesgo son
automáticamente perceptibles.
Sin duda continuarán hallando nuevas claves interpretativas.
Cordialmente,
Gerardo Boto
Hola amigos de Salud y Románico. Soy uno de los excursionistas que descubrieron las pinturas absidales románicas de Espills, aquellas que el Departamento de Cultura catalán tiene degradándose sin remedio al raso. Mi pregunta sobre este capitel, cuya interpretación por vuestra parte no cabe menos que decir que es novedosa y muy razonada, es saber qué se interpretaba en él antes de decir vosotros la vuestra. Gracias anticipadas por la respuesta y mucho ánimo.
Pues antes de esto, Rivi, se decía lo que le explicaron a Pedro Lozano Huerta: " el guía nos fue comentando la representación de los capiteles y su interpretación menos este, pues según él,los entendidos no sabían darle un significado".
SYR Malvis: Pues menos mal que eran entendidos, que si llegan a ser como yo... Un abrazo.
Confirmo que no soy un robot, pero me gustaría.
Me ha llegado este enlace a través de un amigo amante del románico y me ha dejado con la boca abierta. Desde luego, bien razonada y documentada. Nada que decir al respecto. Y tampoco es extraño el elemento pagano en el interior del templo: fábula de la zorra y el cuervo, Orestes y quizás algún otro que aún se nos escape.
Lo único que me gustaría que me aclaraseis es si la diosa Cibeles aparece tanto en el frente como en el lateral derecho del capitel. Nunca lo había visto con tanto detalle y me asombra lo que ven mis ojos, porque yo paso ahí muchísimas horas al año. Solo por curiosidad: cuándo habéis hecho esas fotos? Tal vez hayamos coincidido en la iglesia.
Carlos Arroyo Puertas. Trabajo en San Martín.
Muchas gracias por tu amable comentario Carlos. En efecto, Cibeles aparece de frente y en el lateral derecho, desnuda, gestante y con báculo en mano. Nos encantará saludarte personalmente cuando tengamos la oportunidad de volver a ese magnifico lugar. Un abrazo.
Acabo de leer la interpretación sobre este enigmático capitel, y la verdad es que me asombra su capacidad de investigación para encontrar significado a una representación hasta ahora enigmática. La interpretación parece razonada, justificada y documentada en ese pasaje de las Metamorfosis de Ovidio. Siguiendo la descripción que realizan ustedes del capitel, todo parece lógico y bien hilado: la diosa Cibeles en el centro y en el lateral derecho, su sacerdote en el izquierdo y Atalanta e Hipómenes convirtiéndose en leones flanqueando a la diosa, en una composición simétrica tan usual en el Románico. Es tan frecuente que se acuda a temas clásicos como fuente de inspiración de la escultura monumental románica (en otros capiteles de la propia iglesia de Frómista ocurre, como es bien sabido), que es difícil ponerle una objeción a su interpretación, por lo que, una vez más les felicito por ella y les animo a seguir en su paciente labor de descifrar la iconografía de un estilo artístico tan apasionante.
Reciba un cordial saludo,
Minerva"
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