30 junio 2024

EL ORÁCULO : quién tenga oídos, que oiga

"El señor cuyo oráculo está en Delfos no dice ni oculta, 
sino indica por medio de signos" (Heráclito).


Reciba nuestra admiración perpetua la maestría de un imaginero cuyo arte no es comprendido ahora ni quizá lo fue totalmente en su momento, y que, a pesar de ello, provoca que en nuestra adormecida alma se avive el fuego al contemplar su obra.

La enseñanza que el maestro escultor quería transmitirnos no es exclusiva, formaba parte de los secretos de una escuela y esta era su forma de divulgar sus símbolos. Símbolos que con total seguridad se protegen a sí mismos de miradas deshonestas, llenos de enigmas y ambigüedades dejan perdidos en el laberinto a aquellos que quieren forzarlos sin el hilo de Ariadna.

De ahí que este capitel, incomprendido, exento, extraviado de su lugar de origen, actualmente atesorado bajo una urna en la iglesia de Santiago en Jaca que muestra personajes helenísticos cuyos atributos evocan a los mismos dioses, haya sido motivo de tantas conjeturas y andares en círculo sobre sus símbolos que se intentan explicar mediante otros símbolos, inadecuados, y así sucesivamente, como los meandros laberínticos del cuerpo de la gran serpiente, evidenciando la presuntuosa mediocridad que nos invade.




Una serpiente que habla es un oráculo. Los romanos y los griegos los conocían, creían en ellos y los consultaban. El más importante de ellos, el de Delfos, era proferido por una sacerdotisa de Apolo, la Pitia, que entraba en trance en una cueva donde el dios mató a un ser serpentiforme llamado Pitón. 

Percatémonos de que el nombre del monstruo y el de la sibila indican que se trata del mismo personaje, que, en vez de pronunciar la voz de la tierra, profetiza con la voz de Apolo, la voz del cielo.

Los oráculos sibilinos fueron en el inicio del cristianismo un tipo de vinculación religiosa que utilizaba el cauce profético para popularizar la religión entrante frente a las creencias de otros pueblos. La Sibila exponía su credo​ monoteísta utilizando una terminología que tomaba de las culturas religiosas helenística y romana, culturas que evocan a Hesíodo, Orfeo o Apolo 

El encuentro entre el pensamiento greco-romano y el del dios único cristiano a veces coincidían. A este respecto hay que recordar como Plutarco en su tratado sobre la E de Delfos, convierte a Apolo en el ser supremo, incluso en el dios único, incompatible con toda forma de politeísmo.

Para el cristianismo, lo más​ importante de estos círculos oraculares y teúrgicos era indicar que el propio Dios cristiano inspiraba a la Sibila, como​ también lo hacía con Apolo para proclamar la auténtica verdad. 




De esta forma, Apolo, bajo su apariencia de cuervo blanco, tenia la capacidad de comunicarse con Él y transmitir a la sibila sus mensajes a los humanos. Como sabemos, el ave es símbolo del alma, que queda vinculada a la vida terrenal mediante la mano que lo sujeta. Por ello el Niño Cristo también suele representarse sujetando un pájaro entre las manos, indicando su capacidad para conectar con el Padre celestial. 

Pero en el curso de los acontecimientos la hostilidad se impondrá definitivamente en el campo profético impidiendo que existiese otra verdad anunciada fuera de la verdad cristiana, insistiendo en que las revelaciones bíblicas constituyen la única fuente oracular verdadera de salvación. Tras una larga lucha Apolo retrocede ante Cristo que acaba por consolidar su triunfo. Y con ello, también la validez de los oráculos bíblicos frente a la de los paganos. 



Suponemos que no es necesario explicar que en Oriente se habla de la serpiente dormida, denominada kundalini, que tiene su sede en la base de la columna vertebral, y que cuando es convenientemente despertada y enderezada produce la iluminación.

En palabras bíblicas es semejante a la serpiente que Moisés levantó en del desierto, cuya contemplación reparaba cualquier enfermedad producida por la picadura de las otras serpientes no enderezadas, las que se arrastran: "Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá" (Números 21:8). "Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna". (Juan 3:14-30) 

Un Conocimiento mayor siempre cura o elimina la toxicidad de cualquier otro conocimiento menor. Así debería ser. Lo malo es que las palabras del oráculo son sibilinas, ambiguas y deben ser correctamente interpretadas. Quizá por eso Adán cayó en la trampa.

No obstante, asentadas por el Maestro escultor, el conocimiento que velan estas figuras debe ser sumamente simple, para nada complicado, lo que pasa es que somos nosotros los que no tenemos una mirada simple. 




De qué conocimiento se puede tratar? 


El designio del dios celestial es corporificarse en la naturaleza física, darse un aspecto, ya que este pensamiento divino necesita de un cuerpo para estabilizarse en un lugar y poder hablar; de lo contrario, no es más que un pensamiento sin límite que no habla ni se conoce. Y por avenencia, así debe hacer el hombre.

Como el mismísimo dios Apolo sentenciaba mediante la inscripción en el frontispicio de su templo: "Conócete a ti mismo"

Dicho de otro modo, ​la ley esencial, salvaje, ​instintiva y descontrolad​a​ que se transmite ​de boca a oído y en comunión con la naturaleza debe ser acotad​a por otra naturaleza superior que la dome, la limite y le de forma para que, interpretando los caracteres que la establecen pueda, a modo de libro escrito, recordarse, expresarse, definirse y conocerse a sí misma.




naturaleza selvática versus naturaleza cultivada 


"El que tiene oído, oiga lo que el oráculo-Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida y no sufrirá daño de la muerte segunda" (Ap., 2-7:11) 

Conócete a ti mismo y tendrás la diosa alada de la Victoria, el ángel que imparte justicia y laurel. 
 


Como afirma Julius Evola y cuya reflexión compartimos palabra por palabra: "de las formas más elevadas de la tradición contemplativa no queda casi nada. Su base ha quedado supeditada a un hipertrófico elemento litúrgico-devocional​". Lamentablemente.

Así que mi más sincero deseo es que podáis, vosotros, encontrar a aquél que pueda y quiera daros ese don que os permitirá “leer” todas las imágenes de la Tradición. 




Al maestro, Rodrigo, el último de los canteros.

Clea, la de los amaneceres perpetuos

Para saber más y mejor: Enigma de Apolo, sabiduría cristiana, de Jesús María Nieto Ibáñez


Salud y románico













1 comentario:

chis dijo...

Efectivamente, la maestría que se nos muestra en el capitel despierta admiración. Con su bella factura clásica que encierra, en el fondo y en la forma, una síntesis y un encuentro entre el mundo grecolatino con el cristiano : cultura, enigmas, conocimientos, sabiduría, revelaciones, oráculos, profecías, símbolos... como tan bien queda expresado en la entrada.
Un placer y una alegría.
Un fuerte abrazo

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