22 septiembre 2013

Para qué quiere un centauro cazar una sirena?

En la edad media, cuando la suerte común del ser humano era la pobreza y bastante tenía el hombre con seguir subsistiendo, es lógico suponer que intentaban aprovechar cualquier oportunidad para sacarle a la vida alguna que otra satisfacción y, el erotismo, era aquello más inmediato y placentero que tenían a su alcance.





En contrapartida, la ideología religiosa del momento predicaba precisamente todo lo contrario, viendo en la carne, y especialmente en la de la mujer, el enemigo fundamental del alma y el camino más rápido para hacerse acreedor de la condena eterna. 

Y así, mientras unos defendían virulentamente esta condición, otros, se revelaban ante lo que consideraban una hostil represión. 

Entre ellos había un colectivo de intelectuales, clérigos desencantados y universitarios pícaros que, proscritos y vagabundos conocidos como goliardos, que promovieron, en el siglo XII, una poesía de corte popular que, contrapuesta al caballeresco y galante "amor cortes" -de la narración trovadoresca-, celebraba la satisfacción carnal y el amor sensual, pues mientras el trovador canta a la dama, el goliardo lo hace a la mujer.





Según la colectividad goliarda, el proceso amoroso se estructura a través de un código que aúna tanto elementos espirituales como sociales y cuyo procedimiento, se asocia a un concepto de estrategia militar o de cacería: la conquista amorosa como asalto a una plaza fortificada o con la captura de la presa tras una larga persecución. 

Así, inspirándose en modelos legendarios, el instruido pero libertario hombre medieval, establecerá unos cánones delimitados que enumeran cinco fases en el amor pasional (1)"Visus et alloquium, contactus et oscula amantum; postremus coitus, luctati clausula belli"

"Vista, diálogo, contacto, besos y, finalmente, la cópula, coronación de la enconada guerra" ("Fecunda ratis" Egberto de Lieja)



"Mittit pentagonos nervo stribente sagittas, quod sunt quinque modi, quibus associamus amori: visus; colloquium, tactus; compar laborium necatris alterni permixtio, comoda fin; in lecto quintum tacite Venus exprimit actum."  


"Lanza con tu arco cinco silbantes flechas,
son los cinco modos a los que asociamos el amor
miradas, palabras, tacto, fusión de labios
alternando y compartiendo esta mixtura llega el complaciente final,
en la cama, el quinto acto, representa tácitamente Venus"

(Carmina Burana -poema 154, hexámetro 6-10)

"Lanza con tu arco cinco silbantes flechas..."
****

Siendo la intención amorosa una constante en el pensamiento del hombre medieval, algunas mentes talentosas utilizaron su ingenio para manifestar ese anhelo sin ser amonestadas, encubriendo lo prohibido bajo otra apariencia y de forma sutil, dejar constancia de su filosofía.

Algunas veces, como irónica burla, en la casa propia de los perseguidores:


Un ejemplo de ello lo tenemos en este par de figuras aparentemente independientes: un arquero en posición de disparo y una doncella arrodillada. Nada parece indicar que una escena tenga que ver con la otra. 

Sin embargo, si en lugar de un arquero y una joven mujer se tratase de un centauro y una sirena, lo tendríamos mucho más claro, puesto que ambos suelen protagonizar una escena muy conocida en el románico: el centauro con su arco dando caza a la sirena. 

Foto: Ray

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Y aquí entra la genialidad de este maestro de la piedra que supo combinar muy bien el símbolo y la alegoría.

Si observamos detenidamente a la doncella, veremos sus largos cabellos cuál coqueta sirena, también nos percataremos que la forma de permanecer arrodillada consigue simular con su vestido una cola de pez y que, con su mano izquierda, levanta uno de los atributos que suelen a acompañar a las sirenas: el espejo.


Así que para aquellos que siempre nos hemos preguntado para qué quiere un centauro dar caza a una sirena, saldremos de dudas sarcásticamente hablando, a la vista de la siguiente foto, pues la evidente alusión a las intenciones del arquero queda patente a la vista de su cinturón.


Y es que quizá, un  "goliardo tallador", nos dejó su irónica respuesta.



NOTA - En septiembre de 2024 la señora Isabel Mellèn ha publicado su tesis de "el sexo en tiempos del románico". En la página 81 de su recopilación aparece esta misma escena del capitel con un párrafo bajo ella que indica el detalle del falo semioculto en el cinturón. La observación que apuntamos aquí hace nueve años forma ahora parte de su tesis. En la cincuentena de paginas que ocupan la bibliografía de su manual no encontramos mención de como la autora pudo averiguar que esta talla poseía tan sutil miembro viril. 

Ya sabemos que estamos en la época de la indolencia, pero aunque no seamos merecedores de su deferencia nosotros si agradecemos que se haya percatado de nuestra pequeña aportación al reconocimiento de este mordaz capitel. Y aquí lo expresamos ya que como ella misma indica en la cita que escogió como introducción: "El silencio de las silenciadas se rellena con la palabra de aquellos que la tienen y el hecho del silencio cae en el olvido". Sea pues! no quede nuestra observación en el olvido. 



Salud y Románico.





15 comentarios:

Jan dijo...

Con-CUPI-scentes sin duda parecen ser las intenciones del arquero después de leer vuestras interesante apreciaciones.
Y esto me recuerda la relación simbólica y psicoanálitica entre la flecha y el órgano sexual masculino tratada en muchas ocasiones.

Me parece tambien sugerente y curioso traer a colación la famosa pintura de Velazquez "La Venus del espejo", donde la supuesta diosa del amor aparece con quizás la silueta más sirénida con que se haya nunca representado. Y..., mira por donde, en la pintura aparece otro flechador. Aquí se trata de CUPIdo, el pequeño dios que despierta el deseo sexual, sujetando el espejo a Venus-Sirena

.

juancar347 dijo...

Una hipótesis interesante, qué duda cabe, pero no olvidemos aquél refrán que dice que una imagen vale más que mil palabras. Esto se refiere, sobre todo, a la última foto, donde tan evidente resulta el grado de excitación del arquero, que hasta el monje más obtuso entendería -probablemente- su significado; con lo cual el cantero, por muy listo que fuera a la hora de plasmar su mensaje en la piedra, podría haber salido inconvenientemente escaldado. No niego ni pretendo recusar la relación, porque evidentemente la hay, pero creo que, dentro de los lenguajes simbólicos utilizados en la Edad Media -lenguajes que, generalmente, nos devanamos los sesos infructuosamente buscándole todo tipo de explicaciones- había también numerosas referencias a esa 'cópula simbólica' que conectaba también otras materias y disciplinas, como pudieran ser la Alquimia y la Astrología. De hecho, en la primera, la cópula forma siempre parte de las principales operaciones, y si bien a lo mejor, los exponentes más generalizados reconozco que no son centauros y sirenas, sí hay otros animales que, de una forma más vulgar, suelen también representar -al menos dentro del ámbito del raciocinio moderno- una forma similar de lujuria y pecado. Es sólo una opinión, pero repito, la hipótesis sugerida me parece de lo más interesante e instructiva.
Un abrazo y gracias por regalarnos siempre vuestros inmensos conocimientos.

Ray dijo...

Muy interesante propuesta. Y no solamente por la explicación iconográfica, sino también por traer a colación una manifestación de la cultura medieval seguramente muy influyente en aquella época. Esto me recuerda otra referencia que en su día me evocó una parte del "Carmina Burana": la tan frecuente representación del avaro en el románico (http://www.flickr.com/photos/62477474@N02/8458757044/in/photolist-dTtkLG)

La escena del arquero "lascivo", todo un acierto, desde luego. Y también el apunte realizado por Jan: tan dados como eran los diseñadores de los programas iconográficos a "degradar", por decirlo de alguna manera, los dioses y otros personajes de la mitología grecolatina, ¿por qué no pensar en una transposición de Cupido en el sagitario?

Gracias, de nuevo, por tan inteligente trabajo, amigos.

SYR Malvís dijo...

Extraordinarias aportaciones que van redondeando y situando el capitel objeto de la entrada.
Sin embargo, creo que sería necesario apuntar que el "sujeto" sometido a estudio se ubica en un capitel de la iglesia del monasterio cisterciense de Santes Creus y a una altura más que considerable. Apunto el dato porque con dichos antecedentes, sería dificilmente concebible que el comitente aprobara el trabajo del maestro picapedrero ( quizá el inglés Reinard des Fonoll) quien ya en el ala Este del claustro dió muestras de su ironía satírica acerca de la vida alegre, vicios, lujuria y corrupción que afectaba a la nobleza y clérigos de la época.
Más me inclino por una "cuña o guiño" que pasó desapercibida al comitente del Císter. Y aún me reafirma más el hecho de que, ante nuestros propios ojos ( tan perspicaces o más que los de aquellos monjes)se nos haya colado el guiño que nos regala el autor de la foto que comentamos.

KALMA dijo...

Hola!
Lo habéis desarrollado de una forma tan sencilla que ya me queda claro, las flechas de un Centauro a una Sirena, las flechas de la pasión y una que es amiga de la música, os diré, que donde esté un goliardo que se quite un trovador, no hay nada como ser admirada como mujer, damas, somos todas.
Aunque creo que hay una frase mal expresada: "en el caso que se tratara de un centauro en lugar del arquero", creo que es al revés, es un centauro, jaja, como dice Malvís, por meter el dedo en el ojo.
Besos.

pallaferro dijo...

Pues sí, Kalma, puede que vaya por ahí el tema cuando dices lo de las flechas de la pasión y el amor por la música...

Como apuntamos, el centauro y la sirena son seres sublunares, por lo que podrian representar aspectos de nuestro mundo "interior". También, si apreciamos que hay un cortinaje que encierra la escena del arquero y la dama, nos puede sugerir una "pasión" entre dos aspectos "interiores".

Tómalo como quieras, flechas de pasión por la música (cantos de las sirenas?), o flechas de delirio por la unidad de los opuestos, o flechas de deseo por nuestro equilibrio interior... Bueno, yo al menos lo veo así.

Ah! Y un poco goliardos somos todos, aunque queramos comportarnos como trovadores!

Alkaest dijo...

Lo que pasa es que las sirenas "van provocando", con esa "cola de merluza" y esas "pechugas" y esas melenas, y claro, el pobre centauro no tiene más remedio que seguir su instinto: lanzar flechas. Que acierte o no, eso ya es otra historia.

Pero no se olvide que el centauro es el gran maestro iniciador, por lo que quizá esas flechas no sean malignas, sino flechas del conocimiento...

Ray dijo...

"Y un poco goliardos somos todos, aunque queramos comportarnos como trovadores!"
¡Que gran verdad, Pallaferro!

tiogilito dijo...

Bueno,bueno.Yo tengo que discrepar algo, que todo son lisonjas. A ver: no veo centauro, sino arquero.Centauro (eso sí, sin sirena, que a mi mala bestia le ponen otras bestias) y en clara actitud "heráldica" es el que mostré de San Andrés de Montearados, donde el petróleo. Y si encima teneis que aclarar la foto poniendo debajo "polla-ferro" pues ya...es que el ferro tiende a ser atraido por el núcleo terrestre,je,je.
Un abrazo a todos.

Syr dijo...

Hombre, Fernando, no seas así...¡

Lo del centauro-sagitario de tu foto de San Andrés de Montearados ( cuyo tema sigo, no es eso, no es eso. Lo que le cuelga, es el carcaj. Vaya que te pase a tí como al niño aquel que creía que todos los aviones eran machos, hasta que su padre le enseñó que lo que le colgaban eran las ruedas¡¡.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Excelente apreciación,Syr .
Para recordar lo esencia de.lo sublime y lo impactante de las imágenes que permitían plasmar sus deseos más carnale, dejando a cada quién un raciocinio propio de la naturaleza se cada Ser!

David dijo...

Disfruto mucho de historias diversas y por eso busco en internet esta clase de cosas para leer entretenerme e informarme. Esta bueno poder también jugar con otras cosas y pasar el tiempo con los juegos que tengo en mi wii e interactuando con ella.

Manuel dijo...

¿Por qué el grupo se llama Salud y Románico?

SYR Malvís dijo...

Somos un grupo de amigos que hace casi una década tuvimos la suerte de encontramos gracias al románico virtual. Nuestros nicks aparecían en los foros románicos de entonces como: Syr, Pallaferro, Baruk, Cabestany, Rivi y Chis. Y juntos seguimos hasta hoy.

Compartíamos al igual que ahora la necesidad de resguardar valores como la lealtad y el respeto por la amistad y, por descontado, la coincidente pasión por el románico en todas sus facetas: Nos cautiva su sensibilidad, su fuerza, su simbolismo, su naturalidad... como natural fue el saludo inicial con el que celebrábamos cada reencuentro: “Salud y Románico!” y que se convirtió, poco a poco, en el nombre que nos identifica como grupo.

Saludos, David

J.Mª Tortajada dijo...

Si nos fijamos, hay un manto que recorre todo el capitel, un manto terminado con flecos, a modo de los mantos reales.... eso nos de ndica que la dama no es una dama cualquiera.... la dama tiene una rosa en una mano y un espejo en la otra, la Rosa es el símbolo identificativo de las armas y blasones de dicha rama y el espejo el vínculo a la tradición de las sirenas. El arquero con su sujetente carcaj apunta con una flecha, pero si nos fijamos , frente a la flecha hay un orificio que agujerea el manto, esto nos sitúa al arquero fuera del área de la dama, lo que implica que el arquero no es del rango social de la dama... en conclusión el peligro de amores sobre dicha dama real proviene de alguien que no pertenece a esa clase social, por lo que representa a personajes de la época con nombres y apellidos, y que de alguna forma tuvieron relación en la construcción del Monasterio.

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