13 noviembre 2010

enROCados

" A Jan, ese fragmentalio amigo
que con su arte virtual nos tiene en constante jaque ”





En la historia de las civilizaciones, los juegos han sido, originariamente, cosa muy distinta a una simple distracción profana, y el ajedrez, en concreto, uno de aquellos en que los vestigios de carácter sagrado originario han permanecido con mayor fuerza.

Sin embargo, el término "ajedrezado", de ajedrez, o "taqueado", por tacos, es utilizado en diversas disciplinas. Referido a pavimentos, ya aparece en ruinas de Cástulo (Linares) y se consigue con guijarros de ríos, pequeños y homogéneos, de color blanco y grisáceo. Así mismo se utiliza como recurso en pintura mural y en heráldica, donde un Cuartel ajedrezado o dividido es símbolo de batalla, estrategia, nobleza, generosidad, autoridad y constancia en el valor.

En arquitectura, el ajedrezado es un motivo decorativo de tipo geométrico. Nos referimos a él cuando nos encontramos en las arquivoltas, cornisas o algún otro elemento de los templos esos típicos ornamentos que nos recuerdan al tablero de ajedrez.




La disposición del taqueado, en bandas rectilíneas, alternativamente, rebajado y resaltado, podría responder, en su aspecto simbólico, a la yuxtaposición del blanco y el negro, representando la luz y las tinieblas, el día y la noche; es decir, todos los pares de opuestos o de complementarios.

Sabemos que en su origen, los colores antagónicos del tablero eran el blanco y el rojo, aunque posteriormente éste ultimo acabó siendo desplazado por el color negro.

En todo caso y dentro de su significado sagrado, el ajedrezado es una muestra testimonial de la dualidad inactiva, que sólo es activada -en el caso del juego-, con la participación de un tercer elemento: el raciocinio actuando bajo una ley, la estrategia, el lugar de unión entre el instinto profano y la sacra intuición.





En la Edad Media, y desde su introducción en occidente por los árabes, el ajedrez era uno de los entretenimientos cortesanos más en boga, y aunque el juego en sí mismo ya había ido evolucionando desde entonces, seguía poseyendo un claro referente bélico.

De alguna forma podríamos relacionar el tablero y sus piezas como un reflejo del entorno social de las gentes y su lucha cotidiana por la vida.

En el campo de la ideología política, este juego dejaba traslucir el mensaje del concepto de realeza que coincidía con su proyecto político: Así, el rey, encarnaría el jefe militar "sennor de la hueste"; los caballos, seríann " los cavalleros puestos por cabdiellos por mandato del Rey para ordenar las azes de la hueste"; los roques, "los carros de guerra" y los alfiles, "elefantes que solíen los Reyes levar en batallas". Mientras que para el hombre de a pie medieval, el ajedrez encerraba todo un microcosmos de su sociedad, en la cual podía intervenir, como un dios, disponiendo el destino de los humanos.

Durante esos siglos, los vestigios de carácter sagrado que el ajedrez poseía se mantuvieron vivos. Su carácter secreto y atractivo, hasta adictivo, favoreció su popularidad y dejó de ser exclusivo de unos pocos eruditos que ejercitaban sus mentes para extrapolar el uso de estrategias.

Parece ser que en ocasiones se utilizaban partidas de ajedrez como justas entre caballeros. De hecho, hay una historia anterior a la época románica que refiere que Carlomagno por poco pierde el reino y su cabeza, debido a un torneo-partida de ajedrez en la que resultó vencido:



Carlomagno tenía un paladín a su servicio llamado Garín. Tal fue el valor que este demostró que se ganó la admiración de los caballeros y el amor de las damas. Entre ellas la mismísima Emperatriz.
Al enterarse de ello, Carlomagno lo llamó y le propuso lo siguiente: "Juguemos una partida de ajedrez, pero con estas reglas: si ganas, te haré entrega de todos mis reinos y posesiones así como de mi propia mujer. Si gano, pagarás con tu vida la derrota".
Garín se vio forzado a aceptar, pero lo que Carlomagno no sabía era que su rival era un fenomenal jugador de ajedrez. Tras una dura lucha de ataques y contraataques Garin logró el jaque mate. Dicen que Carlomagno se desplomó entre lágrimas al verse derrotado, no se sabe si por la congoja de perderlo todo o por la rabia de no poder batir a su oponente.
Garin demostró ser mucho más prudente y sabio que el propio rey. Perdonó la justa y solicitó a cambio la devolución del castillo que anteriormente le habían arrebatado. Y allí se trasladó, lejos de las conspiraciones imperiales.

Sea como fuere, acrecentado por su pasado “pagano” y por las fuertes apuestas que iban asociadas a las partidas, este juego acabó siendo condenado por la iglesia en el Concilio de París en 1212. También el rey San Luís lo prohíbe en una ordenanza de 1254, pues veía en ello una invención diabólica. Realmente, el ajedrez, podría encerrar a la larga, un potencial de crecimiento cultural del pueblo llano, cosa que siempre pone en peligro el control sobre las masas.
“Juegos diversos de axedrez, dados, y tablas con sus explicaciones, ordenados por mandado del rey don Alonso el Sabio”

Y en cuanto a la propia congregación eclesiástica, aparecen códices ilustrados donde se muestran monjes –como en este caso, templarios- participando en una partida de ajedrez.

Sin embargo, esa persecución por parte de la iglesia, no consiguió frenar que el juego continuara extendiéndose por Europa y que lo siguiesen practicando nobles y monjes cristianos. Ejemplo de ello nos lo da Alfonso X, pues de su reinado es el libro más antiguo sobre el ajedrez que nos ha llegado:

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**** EL ROC ****




Hablábamos antes sobre la presencia del escaqueado en heráldica, un elemento que, adoptado por una familia de la nobleza, podría insinuar un firme o innato compromiso de combate.


La usanza de este motivo aparece en un gran número de blasones de condición noble, pero de todos ellos, hay uno que nos llama poderosamente la atención. Es el escudo de los Rocabertí, un linaje surgido de las nebulosas de la época carolingia (Dr. Santiago Sobrequés y Vidal- ,Rv.Gerona, n 62) y que, según parece, tuvo una representación muy importante y destacada en el ámbito militar, jurídico y religioso, desde el siglo X en pleno período medieval hasta bien entrado el siglo XVII.

Dicho escudo con taqueado que conserva el color original de las piezas árabes, rojo y blanco, ostenta en su interior, un signo que desde algunos siglos antes ya venia perpetuándose, algunas veces en forma de marca lapidaria y algunas otras formando parte de un emblema con clara intencionalidad identificativa.


Esta marca corresponde a una de las piezas del ajedrez: el roque o también conocida popularmente como la torre.


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En sus inicios, la casta de los Rocabertí habitó en el condado del Rosellón, lugar donde se ubica el monasterio de Sant Martí del Canigó s.XII, y de donde proceden los anteriores capiteles, que muestran un pequeño escudo con la grafía del Roc, signo de reconocimiento adoptado por la mencionada dinastía y que manifiesta su presencia y participación en el templo en cuestión.


El término persa Rukh (Roc) denominado para la torre del ajedrez, es lo que determinó que apellidos con el apelativo “roc” adquirieran dicha pieza como emblema.




Otra de esas influyentes familias fueron los Rocafort, que también colaboraron con fuertes donaciones para su perpetuo recuerdo, y en el claustro románico del monasterio de Sant Benet del Bages (Barcelona) hay constancia de ello.

Escudo de los Requesens (La Seu Vella de Lleida. sXIII-XIV)

Blasón de los Rocabertí en el monasterio de Santa Maria de Vilabertrán (Girona) s. XIV-XV


Vemos que desde sus orígenes la familia Rocabertí ha mantenido el roc como el emblema primordial de su apellido.


Esta observación amparada por la escasísima presencia de dichas marcas en los sillares románicos frente a la gran cantidad de otras distintas que se repiten por doquier, nos induce a pensar que el roc no se trata de una marca de cantero entendida como tal, sino que se trata de una señal de identidad. La “firma” identificativa de la presencia del poder fáctico de una saga.

 



Atendiendo a las razones expuestas, resultaría plausible entender la aparición en el templo de Santa María de Biota de esta "heráldica en pañales", que en su portalada oeste -la principal entrada de la iglesia hacia el altar-, tiene en sus cuatro archivoltas sillares marcados con éste distintivo.


Y no en vano, hay constancia que hasta entrado el siglo XVII, miembros de dicha rama familiar con el apellido Rocabertí, seguian ostentando entre otros muchos, el título del vizcondado de Biota. (Partida sacramental. Archivo parroquial de San Gil, Abad de Zaragoza. Tomo III f 128v.).




Salud y románico

20 comentarios:

juancar347 dijo...

Interesante reflexión sobre un juego fascinante que, bajo mi punto de vista, ha sido siempre privativo de una minoría. Curiosas son, así mismo, las similitudes que se encuentran en la partida de Carlomagno y Garín, con el ciclo artúrico. De hecho, de su famoso ajedrez han surgido excelentes sagas modernas que, como 'El Ocho', de Katherine Neville, demuestran el poder intrínseco que en realidad se esconde detrás de este juego de estrategia. Juego que, tengo entendido, procede de la India. Conocía esa filiación alfonsina del juego y los templarios. Filiación lógica, si tenemos en cuenta la estrategia desplegada por éstos en la consecución de sus metas y su apertura o afinidad oculta a asimilar los conocimientos de otras culturas y formas de pensamiento. ¿Podría ser el roque, me pregunto, el nombre de un cantero o de una familia de canteros?. Una marca desde luego hermética, pero localizable en numerosos lugares, tanto dentro como fuera del Camino. En Puentelareina se encuentra localizado incluso en los sillares de edificios que parecieron pertenecer a la arquitectura civil. Ahora bien, si repasamos, siquiera someramente los numerosos juegos que se practicaban no sólo en la Edad Media, sino en épocas muy anteriores (el alquerque, la Pentalfa, las Damas Áureas, la Oca...) observaremos cuatro factores fundamentales: Poder, Estrategia,Conocimiento y Secreto.
Un abrazo

Jan dijo...

Amigos de Salud y Románico,

entiendo por lo de teneros "en constante jaque", como el estímulo positivo que se pueda producir en nuestros intercambios, siendo así, me siento muy honrado y agradecido por la mención.

Y bueno, ya que esto parece que va a ser una partida entre cuatro quizá sería mejor jugarla en una variante del juego de ajedrez que aparece incluida en la obra de Alfonso X conocido como el "juego de las cuatro estaciones".

Esta variante antiquísima del ajedrez originaria de la India, como parece ser también el que todos conocemos, y con un simbolismo cíclico-astral, revelaría las influencias superiores ejercidas sobre este mundo y los lazos que las vinculan al alma humana. Se desarrolla entre cuatro jugadores de modo que las piezas, dispuestas en las cuatro esquinas del tablero, avanzan según un sentido rotatorio análogo a la marcha del sol. Las 4X8 piezas han de tener los colores verde, rojo, negro y blanco; correspondientes a los cuatro elementos: aire, fuego, tierra y agua, y a los cuatro "humores" orgánicos. El movimiento de los cuatro campos simboliza la transformación cíclica. Al parecer, dicho de forma muy resumida, todo un sistema de correspondencias entre el macro y el microcosmos.

Por cierto, no me digais quien se queda con las piezas correspondientes al "humor colérico".

Abrazos

Syr dijo...

El juego a que te refieres, Jan, quizá sea la reminiscencia más próxima del primitivo chaturanga, metáfora de la propia vida. Pero claro, en un mundo de mentalidad dual de opuestos como es el medieval y, por ende el románico, no había cabida para cuatro ejércitos con su rey cada uno, ni para el azar de los dados, pues la legitimación de su propio "status quo" la hacían pasar por la voluntad divina.

Y ahora, amigo, no me digas de qué dos jugadores prescindimos para proseguir con esta partida.

Un abrazo

Baruk dijo...

¿Podría ser el roque, me pregunto, el nombre de un cantero o de una familia de canteros?. Una marca desde luego hermética, pero localizable en numerosos lugares, tanto dentro como fuera del Camino.

Hola Juancar, según reflexionaba cierta persona diestra en canteria, los nobles no eran canteros, pero si que pagaban a estos. A falta de marca canteril, lógico seria poner la señal más directa y que a la vez fuera fácil de elaborar para identificar su nombre.

Esta marca en concreto es dificil de encontrar, hay algunas parecidas pero que no son iguales, seria comparar un buen vino con otro de tetra brik.

Saludetes

**

Jan dijo...

Corre por ahí una versión que podría tener algún fundamento sobre el origen de la expresión "enrocarse" que como bien sabeis consiste en trasladar la torre de dama o de rey, pasando por encima de éste con la intención de ofrecerle mayor protección. El termino Roc, que designa en occidente a un "ave monstruosa" legendaria, tendría su origen en la palabra arabigo-persa Rukh, nombre de un pájaro fantástico que aparece en muchas leyendas de esas culturas y que pasó a occidente a través de algunos relatos de viajes y como motivo de ilustración de grabados. Pues bien, este pájaro era de prodigiosas dimensiones, capaz de alzar en vuelo a un elefante e incluso una montaña. De ahí la relación con el movimiento de "enroque", de trasladar a una torre elevándola por encima del rey.

Queda ahí como un argumento más por si alguien considera tenerlo en cuenta al conocer datos que tuvieran algún punto en común.

Saludos

Syr dijo...

Parece ser que esa "ave monstruosa" de prodigiosas dimensiones fué acogida en Occidente a través de la leyenda Alejandrina. Sus generales habían capturado al Roc y los enjaularon. Sabedor de su poder y su fuerza, Alejandro Magno ordenó alimentarlos con carne y cuando los hubo adiestrado, construyó su silla a las que ató los Rocs, y llevando en sus manos sendas lanzas con trozos de carne, hizo que elevaran el vuelo para poder contemplar desde el cielo, su inmenso imperio conquistado. En el arte románico, pasaría como símbolo del Orgullo.

Y, efectivamente, el valor de este trebejo en el juego medieval, tras la aportación árabe, es decisivo, pues se consideraba incluso, superior a la del propio Rey.

Gracias, Jan.

Salud y románico

Jan dijo...

Fíjate Syr en la última imagen de vuestra entrada, ¿no parece que a la torre le salgan alas?

Syr dijo...

¡ Jaque¡.

Efectivamente, Jan. Ese es el "quid" de la cuestión. Nosotros opinamos que, frente a teorías que defienden este signo como "marca de cantero similar a un gorro de dos puntas de bufón, se trataría del "roque o roc", una torre característica del juego de ajedrez que en la heráldica primitiva se dibujaba con su diseño primitivo, en forma de copa al revés, sin el pié, y terminada en su parte superior en dos incipientes volutas o cuernecillos opuestos, propios de la heráldica catalana que se extrapolaron al reino aragonés e incluso navarro( Huesca, Biota, Eunate) como "seña de identidad" del comitente de la familia Rocabertí. De ahí que en Biota ( la foto a que aludes) se encuentre en la portalada de acceso a los nobles.

¡ Otra vez nos has puesto en jaque¡. Tendremos que enROCarnos¡¡.

Salud y románico

juancar347 dijo...

Pues enrocaros, porque a mi me habéis dado el mate. Eso sí, tomo nota, y ya veremos a ver qué tal se me dá en la próxima partida. Si recordáis, la última que jugué en La Galana, aunque me defendí con uñas y dientes, terminé perdiendo. Detalle que, lejos de considerar una humillación, acepto con humildad, abierto siempre a conocer y sobre todo a aprender. Y aquí, admito también mi mea culpa, al haber considerado, Barukiña, tetra-brik todo lo que reluce. Abrazos a todos

KALMA dijo...

Hola!
Sabéis, he leido esta entrada desde que la publicastéis unas cuantas veces y me dejáis sin palabras, tal y como avanzo abro más los ojos y me sorprendéis más ¡Jaque de satisfación! El blanco y el negro, el bien y el mal, el ying y el yang, el equilibrio.
Me gusta la leyenda de Garin, hombre sabio y Carlomagno, un gran jugador de ajedrez, incluso hay novelas que hablan de "un ajedrez mágico", aunque el conocido como "ajedrez de Carlomagno" es un relicario precioso, que está en Roncesvalles.
Como soy amiga de alegorías ¡Cómo me gusta el sagrado origen de los juegos! Y ¡Todos los juegos antiguos!
Y Jan es muy observador "parece que a la torre le sale alas.
Besotes.

Esca dijo...

Sigue siendo mi juego preferido,antes lo practicabamos bastante,pasé de practicarlo yo solo, no por falta de oponente de mi nivel si no por cuestiones logisticas, contra una máquina, la defensa con un buen enroque era recurso utilizado cuando me atacaban y lo tenia todo perdido,como castellano primero me refugiaba en el castillo formado por defensas del pueblo llano (peones)ya pocos y algun caballero(arfil)por alguno traicionado pero mas tarde cuando las tropas enemigas apretaban aun mas me enrocaba subiendome al mejor refugio del castillo, la torre,cuando las batallas se pierden en campo abierto el mejor refugio es tu casa ,la torre,donde se exponen mil posibidades de contrataque ya inutiles o en su lugar donde se lloran las perdidas y si no que se lo cuenten a ese musulman de siglos atras,
El aljedrez es como el juego de la vida y empezamos a jugar desde que nacemos,la unica diferencia es que en el juego de la vida nadie sale ganador de ella,
El tablero y las piezas son las mismas para los dos oponentes pero mientras el juego sea noble admites la derrota,intolerable son los tramposos y tahures,cuando jugaba con la maquina no tenia ese problema,me derrotaba siempre, que lo sepais pero no lloraba en mi torre,
en el aljedrez este de la vida a menudo,
Un saludo Esca

Syr dijo...

Estupenda descripción, Esca, Fíjate si el ajedrez es tenido por el juego alegórico y existencial de la misma vida que ya en en el siglo XII, algunos autores lo describían así:

" Y el carácter del juego es tal, que uno captura el otro y, con el juego terminado, así como todos habían salido de la misma bolsa, a ella vuelven. Y, entonces, ya no hay diferencia entre el Rey y el pobre peón, pues acaban de la misma manera, tanto el rico como el pobre".

Y es que, como diría Omar Khayyam: " ¿ Qué somos sino impotentes piezas de una misteriosa partida jugada por Alá en un tablero de noches y días?. Nos mueve a su antojo; nos da jaque, mate y, por último, nos vuelve a la gaveta de la nada".

Un abrazo

Salud y románico

cdeburgos dijo...

Espero siempre impaciente poder leer los interesantes artículos, tan cuidados y contados con profundidad y algo de misterio, este me ha gustado mucho, la historia de Carlomagno es muy curiosa, muchos saludos de Carlota

Pilar Moreno Wallace dijo...

Me ha parecido interesantísimo todo esto que se refiere al ajedrez. No sabía nada de ello. No juego al ajedrez, pero mi marido está completamente "dominado" por el juego. Está afiliado a un club, y además se prepara las partidas de una manera fanática (diría yo)
Verdaderamente interesante esta lectura.

Rubén Oliver dijo...

Muy interesante la interpretación de la marca, está presente por mi zona, aunque es relativamente escasa. Lo de la similitud de los apéndices que presenta la marca con las alas, ya me ha dejado en K.O. técnico...muy interesante entrada.
Saludos.

Virgil dijo...

Cara gentildonna Laura,
tutto ciò che ho contemplato e letto nel Suo blog romanico mi ha
commosso ed incantato, però, nello stesso tempo, tanta erudizione,
tanta cultura e soprattutto la bellezza dello stile, mi hanno quasi
intimidito. Spero recuperarmi quanto prima perché si no...
Un abbraccio molto forte.
Salud y romanico !

marcos dijo...

Hola Baruk, te devuelvo la visita : )

Muy interesante el artículo y bien documentado. Gracias por publicarlo. Valga lo mismo para los comentarios, todos de gran interés. Si me permitís unas puntualizaciones:

a) El juego de la Oca ni es un juego medieval ni esconde secreto alguno. He desarrollado esto aquí:

http://www.mmfilesi.com/comentarios.php?identificador=06musgomaquia_1&nombrelog=06musgomaquia


b) Sobre el juego de las cuatro estaciones de Alfonso X quizás encontréis un complemento interesante en este post sobre los lapidarios alfonsíes aquí

http://www.mmfilesi.com/comentarios.php?identificador=05automatas_13&nombrelog=05automatas

c) No recuerdo ahora por qué, pero al parecer el mosaico del ajedrez de San Savino, en Piacenza (s. XII) sí que podía representar unos templarios:

http://www.mmfilesi.com/comentarios.php?identificador=07golem_15&nombrelog=07golem

d) Sobre el ajedrez, una de mis citas favoritas (además del poema de Borges):

«¿Pero no se comete una falta de empequeñecimiento humillante con sólo tildar de juego al ajedrez?¿No es también una ciencia, una técnica, un arte, algo que se cierne entre esas categorías, como el ataúd de Mahoma entre el cielo y la tierra, una trabazón única entre todos los contrastes: antiquísimo y eternamente joven; mecánico en la disposición, y, sin embargo, eficaz solamente por obra de la fantasía; limitado en el espacio, geométricamente fijo y ala vez ilimitado en sus combinaciones, desarrollándose de continuo y, no obstante, estéril? un pensar que no conduce a nada; una matemática que nada soluciona; un arte sin obras; una arquitectura sin substancia y, no obstante, evidentemente más duradero en su existencia y ser que todos los libros y obras de arte; el único juego propio de todos los pueblos y tiempos y del que nadie sabe qué dios lo legó a la Tierra para matar el hastío, aguzar los sentidos y poner en tensión el alma?»

Stephan Zweig. Una partida de ajedrez

Voy a seguir viendo este web log tan interesante.

Saludos a todos y felicidades a las chicas por el día de la mujer.

Xavier Garcia dijo...

El escudo de la Seu de Lleida, no es de los Rocabertí, si no de un Requesens. En concreto creo que puede ser de Guerau Requesens, que ocupo la sede de Lleida entre 1387 y 1399.

Xavier Garcia dijo...

Por cierto, el término heráldico utilizado para cuando una figura hace alusión al nombre de linaje, o de lo que represente es "parlante". Tanto las armas de los Requesens como las de los Rocabertí, los roques (roc en catalán) son su señal parlante.

Las armas parlantes son aquellas que hacen referencia al nombre del linaje o a un topónimo en caso de la heráldica cívica. Hay muchísimos ejemplos de armas parlantes.

Syr dijo...

Bienvenido, Xavi. Todo un placer poder contar con tus conocimientos heráldicos para conjugarlos con el sentido románico que inspira este tema y, con ello, poder dar una perspertiva más global, donde lo esencial es poner en valor que lo que, hasta ahora, se venía considerando como una simple "marca de cantero", transciende a otro significado muy distinto y superior.

Efectivamente, conocemos el término "parlante". Mi gran amigo y heráldico Jose Luis Ruz, me instruye en ello. Conocemos que los emblemas personales son signos de identidad que sirven, primordialmente, para que los demás te reconozcan en función de los grados de los circulos de relación y esa proyección al exterior, es signo de identidad, de realidad no física (linaje o concejo) y de significación adherida. Posee un evidente caracter transitivo, comunicación no dialogante que siempre necesita receptor para que aprende lo que quiere explicar ( de ahí "parlante"), pero, en definitiva, no deja de ser un SIGNO. Y a nostros, desde el punto de vista puramente románico, solo tratábamos el Roc como símbolo y no en su sentido heraldico, sino como significante.

Un cordial saludo.

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