22 febrero 2022

POR SU TOCADO LOS RECONOCERAS o LAS METAMORFOSIS DE LOARRE. CAPITEL I



El topónimo ibérico de Loarre significa "la trinchera natural de piedras sobrecogedora", explicación que se detalla en el estudio de Toponimia altoaragonesa (31) del profesor Bienvenido Mascaray. (1)  Y que, por otra parte, podemos confirmar tan solo con visitar y contemplar el paraje.

A igual que todo el llano ibérico, esa gran muralla natural ocupada en principio por los iberos acabó, tras los tiempos de Sertorio (2) , impregnada de cultura romana: "Dos Calagurris menciona Plinio existentes en su época, una de ciudadanos romanos con el sobrenombre de Nássica, otra de pueblos estipendiarios (sometidos) con el de Fibularia. Los anticuarios convienen en que la una es Calahorra sita en la Vasconia, y la otra en el territorio de los llergetes es Loarre".(3)

No hay duda que, aún subyugada, la esencia cultural y religiosa de los pueblos iberos no desapareció de la noche a la mañana. La incorporación y unificación de conceptos fundamentales en ambas culturas debió ser un hecho. El sentido común así lo dicta. Y, también, la de numerosos historiadores que aseguran que la expansión de los cultos mistéricos en las provincias romanas se debe, generalmente, al movimiento de los ejércitos cuyos soldados asociaban su religión con los cultos de los pueblos sometidos asimilándolos como propios.


La misma norma se aplicó cuando en torno al s.IV, -posiblemente con la crisis urbana-, penetró el cristianismo como religión alternativa a la oficial. Teniendo necesidad de invalidar las creencias paganas, el nuevo credo religioso hizo lo propio, absorbiendo los mitos de las religiones salientes y, a medida que iba pasando el tiempo, interpretándolas y alegorizándolas. 

Una de las técnicas más efectivas para ello fue la utilizada por los escribas. Estos redactaban las creencias antiguas y, posteriormente, anotaban sus comentarios e interpretaciones personales. De este modo se ofrecía una serie de preceptos morales que servía para satisfacer las exigencias de los espíritus cristianos y las convenciones de la iglesia. Curiosamente Ovidio, condenado al olvido por los primeros círculos cristianos, se convirtió en el medievo en fuente inagotable de moralizaciones, en especial, sus Metamorfosis.

La primera copia de su obra de la que se tiene noticia aparece en el s.XI, en Irlanda, lo que sugiere a los historiadores que los monjes irlandeses pudieran llevar consigo un códice de las Metamorfosis cuando pasaron al continente. A la vez, también es posible que el consejero teológico del emperador Carlomagno, el obispo Teodulfo de Orleans, gran lector de Ovidio, aportara por las mismas épocas un manuscrito a la corte del soberano.

De la misma escuela catedralicia, el ilustrado Arnolfo d'Orleans, en una justificación ética del mito con la religión comenta sus Allegoriae super Ovidii Metamorphosin, teniendo un éxito extraordinario, dadas las continuas citas y transcripciones que se han hecho de ellas. Asimismo, el más directo ejemplo en torno a ellas en lengua romance es L'OVIDI MORALISÉ de autor anónimo y de fecha desconocida que ya parece haber servido de inspiración a Alfonso X cuando compuso su General Estoria, de la misma trayectoria medieval que ovidio moralizado.

Sea como fuera, en pleno Renacimiento Carolingio, especialmente en los monasterios benedictinos, se redescubre a Ovidio. Y su obra, que había estado a punto de desaparecer, se convierte en los siglos XI y XII en una de las más copiadas, leídas, estudiadas, comentadas, alegorizadas, traducidas e imitadas, en monasterios y centros de saber y poder europeos (4)




Por aquellas alturas de la historia Sancho Ramírez, que en el 1068 se declaró vasallo de la Santa Sede y defensor de la cristiandad, habia tenido la iniciativa de fundar una abadía de canónigos agustinos en Loarre convirtiendo la fortaleza en un centro religioso además de la función militar que ya poseía.

De estas importantes reformas destacaron especialmente la cripta de Santa Quiteria y la Iglesia de San Pedro, que contó con la protección papal, por bula de Alejandro II fechada el 18 de octubre de 1071. A partir de entonces se iría introduciendo paulatinamente en Aragón el rito romano en detrimento del mozárabe.

Por tanto, mientras los valores religiosos entrantes ejercen de antropófagos con los salientes, en San Pedro de Loarre se van componiendo bellos elementos para decorar los muros del nuevo templo cristiano: ribetes palmeados, bestiarios, labras de ondulados tallos vegetales, capiteles historiados de los textos sagrados y, por lo que vemos representado en la arquería absidal del templo, también con los textos moralizados de Ovidio.



El primer capitel y el que nos ocupará este actual trabajo, muestra en su cara frontal a un estoico personaje de hierática mirada y aspecto solemne que mantiene sujetos, hacia ambos vértices del capitel, a unos seres simiescos de los que surgen dos cuerpos humanos que parecen ser un hombre y una mujer. 





En ambos laterales aparece una figura soberanamente ataviada que sujeta la correa atada a los híbridos cuadrúmanos. El primero porta una vara gruesa que va rematada por grandes hojas y el otro, de gesto rígido o más bien irritado, descansa la mano entre unos troncos enlazados que sugieren un arbusto recio. No parecen simples mortales, su porte solemne, hermético, adusto, sacro y sacerdotal así lo indica.




Como antes decíamos, una obra fundamental y enormemente consultada bajo la línea ética y moral de las Metamorfosis fue las del literato Arnolfo d'Orleans. En ella, podemos  encontrar algunas opiniones como las siguientes:  Licaón, es castigado por ignorar el precepto cristiano, Laódice, lo es por despreciar a los dioses, Tántalo, por su avaricia y Narciso es castigado por su arrogancia. Pero lo más altamente revelador en torno a nuestro capitel son los comentarios del Libro XIV,95-100 que trata la metamorfosis de los Cécropes y del Libro X,685-700 sobre la de Hipómedes y Atalanta.

Conocida es la fábula que relata como Atalanta cambió de forma, pues prevenida por un oráculo que el día que se casara se transformaría en un animal puso todo su empeño en evitarlo. Sin embargo, las coyunturas del destino hicieron que la joven junto a su amado acabaran cediendo a los instintos y, para más inri, en el interior de en un templo sagrado. A ambos se les arrebató su condición humana y fueron sujetados al carro de Cibeles.

Menos conocida pero igual de reveladora es la fábula de los Cércopes, de naturaleza embaucadora y pícara intentaron engañar al propio Zeus: "Habiéndoles el padre de los dioses encargado un trabajo, ellos, obligados por las pagas aceptadas, la fidelidad prometida y el juramento, en seguida, conservando las pagas, se burlaban de él, ya que empleaban muchos engaños con todos. Júpiter, indignado por los perjurios, los convirtió en monos". 

Veamos lo que el autor comenta sobre los Cécropes, a los que considera maliciosos y estafadores: Están "cambiados" por el mismo Júpiter porque son menospreciables debido al crimen y engaño innato en los simios o porque son burladores, como los simios se burlan de quienes viven alrededor de las montañas distorsionándose la boca, aunque los simios que habitan en las montañas, estén allí atrapados (631 Cfr.XIV .2) .

En cuanto a Atalanta e Hipómenes relata que yacieron en el templo sagrado como dos bestias: Pero porque ambos están en el templo de Cibeles. Se acostaron juntos y actuaron como una bestia en esto, y de esta historia se dio lugar, porque fueron transformados en bestias. Se dice que los leones arrastran el carro de Cibeles por lo que parece haber sido hecho como una injuria a Cibeles (664 Cfr.X.12).

 

"Como que de los dioses el padre, el fraude y los perjurios de los Cércopes un día aborreciendo y las comisiones de esa gente dolosa, en un desfigurado ser a sus varones mutó, de modo que igualmente de semejante al humano y semejantes parecen, y sus miembros contrajo, y sus narices, de la frente remangadas, aplastó y de arrugas roturó de vieja su cara, y velados en todo el cuerpo de un dorado vello los mandó a estas sedes y no dejó antes de arrebatarles el uso de las palabras y, nacida para los perjurios, de su lengua. El poder lamentarse sólo con un ronco chirrido les dejó."
(METAMORFOSIS. LIBRO XIV, 95-100)

En un escenario se conoce como "cruce paralelo" cuando dos historias diferentes convergen en una misma imagen. Este es el caso del capitel que tratamos, pues engloba las dos fábulas moralizadas: en cada una de las historias se produce el mismo resultado, por mandato divino son convertidos en animales.

Y así lo vemos en el capitel, hombre y mujer a juzgar por su aspecto, supeditados a la sentencia y en el preciso momento del castigo, transformándose delante de las mayestáticas figuras cuyo porte majestuoso y sacro salta a la vista.



Y también salta a la vista el elaborado tocado que adorna sus cabezas, que destacan, sobremanera, de los canones que acostumbramos a ver en los otros capiteles. No exhiben la corona o la mitra habitual para personajes de tal magna categoría, ni la cogulla de las ordenes mas sencillas y ni siquiera la humilde tonsura romana del fraile o anacoreta.

Sin embargo ostentan unos peinados minuciosos y muy trabajados que evocan las costumbres ornamentales de los pobladores anteriores: los nudos anillados con pelo trenzado que les colgaban a los oficiantes iberos o los tocados de los sacerdotes de Cibeles, eunucos cuyo aspecto debía asemejarse a las mujeres llevando el pelo engalanado, largo o anudado sobre la frente con zarcillos, collares y abalorios diferentes, de los cuales el Archigallo era el sumo sacerdote, personificación viviente del consorte de la diosa: el legendario Atis.

Y por su tocado los reconocemos. Así lo quiso el artista al que se le encargó ilustrar el capitel


Para personificar la alegoría de la fábula de Hipomenes y Atalanta dotó a la teofanía del relato con sus atributos correspondientes, en este caso los de la diosa Cibeles y su Archigallo, o de Júpiter en caso de los Cécropes, por derivación.

En este "cruce paralelo" la interpretación arnolfiana de la transformación de hombres viciosos en animales tiene un punto de encuentro en las dos historias. Los dos amantes convertidos en leones por menospreciar y faltar al respecto a los dioses. Y a los dos embaucadores, por intentar engañarlos. 

El desenlace de la moralina confluye en el mismo resultado: la conversión de los transgresores en bestias. Castigo que los vincula directamente a lo ocurrido en el mito bíblico de Adán y Eva, que al quebrantar el mandato divino y ser expulsados del Paraíso Dios los "vistió" con túnicas de piel.



No es la primera vez que encontramos una plasmación de las Metamorfosis de Ovidio en un capitel románico.

En Frómista se encuentra la más espectacular talla del tema que conocemos: CIBELES EN FRÓMISTA




Lejos de la majestuosidad del capitel palentino y reconocidas las enormes relaciones estilistas que tienen algunos capiteles de Loarre con los de Frómista, parece que este podría ser uno de ellos, aunque no en la labra, sí en el concepto.


Salud y románico










10 comentarios:

Margarita Marcos González dijo...

La inspiración y vuestro buen trabajo vuelven a desentrañar los secretos de la simbología románica.Ovidio y sus" Metaformosis" ...Impresionante el conocimiento de los Magisters canteros y de los redactores de los programas iconográficos de esa época .
Enhorabuena a todo el grupo.💪

ROSI dijo...

Rosi Cuevas Gutierrez
¡Enhorabuena! Un estudio completo y complejo , muy bien documentado y argumentado sobre la base histórica de la Antigüedad plasmada en capiteles románicos, que asimilan interpretando a su manera ,pero con claros toques en sus referencias, textos tan importantes como el de Ovidio. Sinceramente , me he quedado no solo encantada sino admirada. ¡Sois la caña! Y tengo que volverlo a leer.....

Virgil dijo...

Cara Madonna Laura,
<< Mira colui con quella spada in mano,
che vien dinanzi ai tre sí come sire:
quelli è Omero poeta sovrano;
l'altro è Orazio satiro che vene;
Ovidio è 'l terzo, e l'ultimo Lucano.
*
Grazie per il Suo avveduto, sagace, ispirato testo.

BM dijo...

He estado varias veces en Loarre pero, con tu guía, me parece nuevo. No soy bueno en las lisonjas -seguramente por falta de costumbre- pero tu trabajo me parece maravilloso.Gracias por acordarte de mí y, por supuesto, estoy a tu disposición.

Un abrazo
BM

chis dijo...

Cultura clásica impregnando, continuando, renaciendo (antes del "Renacimiento") vista a través de ojos capaces de relacionar, mostrando al mismo tiempo que "todo está relacionado": " Nihil novum sub sole"
Aquí con mirada puesta en lugares tan icónicos como Frómista y Loarre. El castillo para mí tan especial por muchos motivos, alguna visita en vuestra compañía incluída, claro.
Un fuerte abrazo.
Y gracias por no "reblar". (No reblar, en aragonés, significa no abandonar, no ceder, seguir al pie del cañón, como hacéis y demuestra la presente entrada)
Un fuerte abrazo

Baruk dijo...

​Qué alegría Chis! Sabemos que este castillo pertenece a tu alma y siempre estás presente cuando hablamos de él. Por tanto esta entrada también te pertenece. Panacea son tus palabras que siempre respetan, entienden y comulgan. Tener una amistad como la tuya nos ayuda a no reblar. Gracias por ello!​

chis dijo...

Gracias a vosotros

Rubén Oliver dijo...

Pero que muy bueno. Como ya conozco al equipo, puedo decir en confianza que siempre me sorprendeis. Da un poco de rabia ver que algunos tienen el ángulo de visión más amplio, pero es lo que hay. Yo también lucho en pos de esa nueva visión, donde vermos lo que muchos y decimos lo que nadie. UNos cracks, ya digo.

Baruk dijo...

Muchas gracias Rivi!! Cambiar el ángulo de visión muchas veces funciona, jeje. Te echábamos de menos. Tons

Guille Blanc dijo...



Un artículo magnífico. Muchas gracias por compartirlo. Y la excelente bibliografía, también.

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